sábado, 31 de diciembre de 2011

Ramiro Herrero: Un nombre imprescindible en el teatro cubano


M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón

Una ovación prolongada siguió a las palabras de la presentadora, cuando dio lectura a la biografía del artista. Hacía solo minutos que en el fono del escenario del Teatro Heredia se había proyecto un hermoso documental que sintetiza la vida y obra de Ramiro Herrero Beatón, un nombre imprescindible en la historia del teatro cubano, y muy especialmente en la trayectoria de las artes escénicas santiaguera y del Oriente del país.
Y en verdad, es imposible hablar del teatro cubano y no dedicarle un espacio protagónico a Ramiro. Por eso los aplausos y tanto cariño expresado por el público hace dos fines de semana, cuando en el “Heredia” el grupo Arcoiris y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) le dedicaron un homenaje.
Aquejado por una dolencia, Herrero se encontraba hospitalizado en el momento de la velada en el teatro santiaguero, y no por eso disminuyó la emotividad del momento y del compromiso de llevarle al centro asistencial o a su hogar, las muestras de respeto y cariño que acontecieron en el majestuoso escenario de la Avenida de las Américas, un acto de gratitud inmensa hacia una figura que en los últimos 52 años se ha entregado en cuerpo y alma a la promoción, investigación, actuación y pedagogía del teatro. 
En la esquina de Enramadas y Calvario, solo a metros de la actual Sala Nguyen Van Troi, sede del Cabildo Teatral Santiago, nació Herrero Beatón hace 73 años.
Hace solo semanas, cuando alguien quiso saber por qué el español Antonio Gades en 1996 le echó refresco de cola a casi todo el escenario del “Heredia”, y luego bailó sobre este, le respondieron: “Pregúntale a Ramiro... él sabe todo sobre teatro.”
Para esa figura imprescindible de la escena, aplaudida mil veces, el tiempo ha transcurrido vertiginosamente, mas supo arreglársela y hoy exhibe un currículo envidiable: como director artístico ha montado más de 150 obras: Cefi y la Muerte, De cómo Santiago Apóstol puso los pies en la tierra, Asamblea de mujeres, Macbeth, Angélica, Yepeto, El otoño del Rey Mago, Los dos viejos pánicos..., de las que más de 30 son de él como dramaturgo. 
“En la Universidad de Oriente hice la Licenciatura en Letras y Literatura Hispanoamericanas, pero también matriculé en la Cátedra de Teatro, inscripta a la Facultad de Filosofía y Letras, en la que recibí clases de ilustres profesores como el Dr. Prats, el Dr. Sabourint, la Dra. Cossío, el Dr. Ferraté, la Dra. Labarta, la Dra. Maggi, el profesor Nils Castro, el profesor Ricardo Repilado, el Dr. José A. Portuondo; de teatro, de Francisco Morín, uno de los teatristas más significativo de la década de los años cincuenta en Cuba.”   
A pesar de la enfermedad, en su hogar Ramiro no descansa: terminó un libro sobre la historia del teatro cubano, perfila tres más; tiene fama de incansable, herencia que le quedó de sus jornadas laborales en almacenes, bufetes, en la Minera de Moa, en Educación, después del triunfo de la Revolución; en sus tareas en integrante de la Campaña de Alfabetización, como maestro-instructor en el Caney de las Mercedes. En 1964 llega al Conjunto Dramático de Oriente, hasta 1977, y hasta 1995 en el Cabildo Teatral Santiago... luego dirige proyectos, grupos..., lo cierto es que jamás se ha separado del teatro, porque va a Uruguay, Argentina, Jamaica, España; es instructor y profesor adjunto en la Universidad de Oriente, monta obras, imparte talleres, participa en los festivales del Caribe, asesora a la TV santiaguera, y más recientemente, de 2000 hasta el 2006 es director artístico de A dos Manos (Santiago de Cuba), Gestus (Santiago de Cuba), Fuerteteatro (España), Caliban Teatro (Santiago de Cuba).
Trasmite sus experiencias, y también aprende, en otras tierras: Caracas, Venezuela; Guanajuato, México, en el Festival Cervantino; Managua, Nicaragua; Panamá, Guyana, Jamaica, Madrid, España; Colonia, Alemania; Bulgaria... 
Efectivamente, Ramiro es incansable, porque además trabaja para la radio, la TV y el cine, con Iván el explorador, Doña Guiomar, El mar del tiempo perdido, La recurva, Ya estamos en combate, Via Crucis, El Renunciamiento, La carga al machete, La Cueva del muerto, En el aire... Y paralelamente realiza su labor periodística y ejecutiva en publicaciones como Del Caribe, la Revista El Caserón, Conjunto, revistas universitarias, Revista Cabildo, La última rueda, Perfil de Santiago, Revolución y Cultura, Teatro Mundial, Caribenet, Letras Cubanas, y publicaciones de y otros países. 
Tratar de encerrar en unos párrafos las menciones, diplomas, reconocimientos y premios de Ramiro Herrero Beatón es poco menos que imposible. Por lo pronto: Distinción Raúl Gómez García, Medalla por la Alfabetización, Distinción por la Cultura Nacional, Placa de Reconocimiento José María Heredia, y enumerados al vuelo, de Cuba y otros países, más de 40 galardones. La voz del artista es respetada en simposios, Congresos, encuentros, y festivales internacionales, nacionales y territoriales sobre teatro.
La energía que mana de su espíritu fue entrenada en las luchas estudiantiles contra la dictadura, y luego del triunfo revolucionario en las tareas de todo tipo, que como joven asumió, por ejemplo estar al frente de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos. 

En el “Heredia” reconocieron, además, la constancia por el arte y la Patria; la vida y obra de un maestro de la escena; al Profesor Auxiliar de la Universidad de Oriente,  al pedagogo de la Escuela Internacional de Teatro América Latina y del Caribe, al director artístico, al profesor  de actuación del instituto  Superior de Arte... El público ovacionó al director artístico de A Dos Manos, o sencillamente como a él le gusta más: a Ramiro.

 

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